¡Ay! como se nota la primavera, esas sensaciones a flor de piel y la más excitante de todas, las elecciones municipales.
A mi me gustaría saber que tendrá este pueblo que a un montón de gente le ha entrado, ¿por dónde?, la grave y pesada responsabilidad del servicio público (recomiendo leer el último párrafo con la fanfarria de los juegos olímpicos y cara de ponpa y circunstancia).
¿Y por qué hago esta reseña?, da la sensación de que no esté contento con la riada de candidatos a la alcaldía, ¿qué tendra Marbella?, ¿qué tendrá la costa?, os aseguro que las anteriores eleccioness municipales no se veían tantos partidos; de verdad que mi mente perversa no puede dejar de pensar, a veces me pasa, en que el cambio en el gobierno autonómico de la rosa al pinyol tiene algo que ver y yo me pregunto si los estrategas de campaña de los respectivos partidos, si es que lo tienen algunos, porque dudo que algunos partidos, pequeñiísimos, tengan muchos afiliados a parte de de la familia; me pregunto si cobran por aconsejar que vayan a poner cartelitos y a hacer estas sutiles megafonías, impagables el domingo por el mediodía después de una noche dura.
A ver si se les aparece Labordeta, por ponerles un ejemplo en el sentido ético, y los manda a ese lugar que el sabía mandar tan bien. Que solo vivimos 25.000 almas en este pueblo y bastante tenemos con aguantar nuestra vela. Y si hay que mejorar algo empecemos por intentar mejorarnos a nosotros mismos y con el tiempo y una caña nos planteamos hacer algo por los demás.
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